Terminó la tormenta del día
que había desatado el invierno
arrojó granizo en todos los rincones
y en los techos llenos de cartones.
Agrandó caudales y rebosó riberas
sació la sed que tenía la tierra,
los árboles de placer durmieron
y entre sus aguas enredó los llantos.
Sobre las calles de las ciudades
los indigentes de frío murieron
en las penurias arrasó sus nidos
y a los venteros sus mercancías.
El invierno golpeó a los pobres
solo a los pobres inundó la lluvia
fue implacable deshizo sus vidas
y con ellos durmieron sus sueños.
Laura Gil
La desolación y la lluvia penetraron mi alma irremediablemente
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