Me he preguntado donde quedó todo lo pendiente,
los chocolates que danzaron en mi lengua
mientras la arena registró nuestras pisadas,
los nísperos que en su jugo besaron otros labios
con los poemas escritos que viajaron a otra tierra.
He escuchado los cantos de sirena
que prometieron la brisa de aquel junio
y los pies sobre las cosas que guardaron el silencio,
el polvo que sabia del olvido sobre el puente de aquel río
sin dejar de lado la comunión de nuestras manos.
He guardado la esperanza al diente de un abismo
sin esperar el sabor a café entre los ojos de un regreso
que dejaron la bendición en la eternidad de un orgasmo
y la ambrosía, sí, esa que bebía en el lápiz de tu cuerpo.
Laura Gil.