En la magia de la vida está la gracia
de la rareza efímera del encuentro
qué viene y se va entre la idea
que escapa a escondidas entre risas.
La alegría del deseo que nos llama
para un dueto entre los brazos
como un cosquilleo entre los dedos
que tejen en el aire las caricias.
Entre dos cuerpos hay solo tiempo,
un hilo delgado que los enlaza
cerca a la anatomía de la izquierda
debajo del ombligo y entre los ojos.
Laura Gil