Callada aguarda tejiendo esperas
y en las hiladas que entrelaza
encuentra el fino dedal
que el punzón detiene.
Borda caminos, flores y ríos
y en las piedras oculta sus penas
teje las rosas sin sus espinas
y mientras hila sigue esperando.
Enhebra entre sus desvelos
tantos suspiros y tantos sueños
que oculta entre sus abrojos
en la orfandad de su acomodo.
Entre sobresaltos va delirando
y reviven sus espejismos
esos temores que nunca duermen
e irrumpen su pensamiento.
La noche con luna, la acompaña
con el silencio de aquella sombra
en su morada que desolada
la cubre de angustia, dolor y pena.
El alma teme y va divagando
por la ausencia de sus retoños
las ramas sueltas que de su estirpe
son quebradizas resbaladizas.
Se levanta y seca sus lágrimas
en la soledad que la acompaña
con sus pupilas fijas y disecadas
contempla sus ramas que yacen frías.
Laura Gil