jueves, 19 de junio de 2014

MELODÍAS DEL ALMA II




La ensoñación me permite
ascender al círculo del cielo
traspasar el mar en alas de viento 
subir una montaña con las manos. 

Existir en el sueño del desvelo
advertir en el paisaje mil colores
teñir de alegría los sueños de las rosas
e imaginar un príncipe azul. 

Me permite vivir sin ruego,
volar envuelta en el silencio 
para devolver los  amores eternos,
y sentir el cariño sin olvido. 

Recordar a quien se ha ido
que se llevó el siempre volver
sin contemplar el horizonte
en el consuelo de las nostalgias. 

Me permite albergar anhelos
para tener siempre esperanzas
salvar las distancias del olvido
y besar sin la presencia. 

Comprender el futuro si verlo
olvidar para sanar el pasado
tejer y bordar eternas ilusiones
y auscultar el canto de los vientos. 

Recordar las sinfonías de los grillos
escuchar el canto del amanecer
al recibir la suerte en las estrellas
ver pasar la vida sin apuros. 

Oír al corazón cantar de soledad 
atender las agonías del silencio 
sentir cuando el amor canta o llora
afinar el alma entonando un beso. 

Armonizar melodías quiméricas
vivir de amor sin ser amada, 
morir y renacer al mismo tiempo 
y olvidar que la muerte es un sueño. 

Me permite esperar para vivir 
mirar por los ojos del amor
para pensar en quien se ama
expresar lo que el sentido comunica. 

Gritar lo que los sentidos callan
escuchar los ecos del silencio
sentir los suspiros de la almohada 
clamar lo que el corazón guarda. 

Resonar el canto pletórico del alma,
compartir platónicos ídolos del tiempo 
escribir las melodías de la noche 
entre insólitos acoples de desiertos. 

Laura Gil 







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