Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Hubo un ayer en ese sol que conversaba contigo
de cara a un crepúsculo lleno de palabras,
naciendo en un instante a parto de besos
como si fuera de un día el color en la piel.
Fuimos pájaros ladrando al recuerdo
para nacer en las alas que de albedrío nos hablan
del mismo modo que comienzan los meses
contando a destajo los días que inhalan exilios.
Hubo un hoy en ese otoño que parpadeó conmigo
siendo necesario volar para convertirse en oruga
y fuimos peces respirando en un coito fugaz
para revivir en las aguas que de oxígeno saben.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
crocante con sabor a pregunta,
que se expresa con olor a confianza
e indaga en un laberinto de sueños
de las cosas que hablan los ojos.
No es fortuito el cerrojo
que abre la inquieta templanza
de saber lo que piensan las manos,
ni es azar lo que dejamos al tiempo
en la mirada que cierra los labios.
Se quedan en un vórtice al eco
las pupilas que saben de ensueños
en la voz que de alguna manera
sin saberse nos repite en secreto:
Eres un lienzo con alma de artista.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
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Si aún somos luz en la sombra
de aquella danza de calcetines
sobre los instantes de la almohada
entre las carcajadas de la vida.
Es porque la soledad aún,
es fiel consejo.
Si aún somos en las calles de la vida
cómplices de un dulce chocolate
degustado al paso del cansancio
sin más afán que el paso de los días.
Es porque la alegría aún,
es fiel recuerdo.
Si aún solea el paisaje de las horas
en el lenguaje que habla en los ojos
al zumo de piel que abre el secreto
y corea el ascenso a la alegría.
Es porque el fuego aún,
no es fiel ceniza.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Todos somos globos de esperanza
elevamos la fe en la proa de la vida,
nos vamos de viaje de ilusiones
sin mirar lo que niega el destino.
Esquiamos en las venas del aire
y la lluvia en su pureza nos salva
del apego que detiene nuestro viaje,
cuesta arriba en vientos de albedrío.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Extrañarte no es motivo para nacer en el silencio
se va agotando el vacío en este dejarlo todo
para expirar en el laberinto de nuestro ser
y recordar que éramos aún sin haber sido.
Nuestras pupilas de la mano de una lágrima
me recuerda las despedidas al paso de las mañanas
sólo para oler la distancia en el mar de un parpadeo
y sentir que tal vez fuimos aún sin haber sido.
Aquel camino que sabe de nuestros besos
que saborea la viña en el fruto del amor
con el rostro de la nostalgia en la ventura
para decirnos que somos aún sin haber sido.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Se nos ha acabado el camino
y no es que ya no te quiera
es que el amor es algo inclusive
que sabe a respuesta en el recuerdo.
Y no es que ya no te ame
es que nos envolvió el orgullo
en la emoción de haber sido uno
dentro del antojo de aquel entonces.
Y no es que ya no estés
no necesito saber donde habitas
te siento en cada letra y momento
que me habla de tu ausencia.
Y no es que ya no te desee
mi cuerpo entero te extraña
en cada espacio de la almohada
que habla por tu silencio.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si por casualidad saltando nace tu olvido
en círculos de ardentía al mirarme a los ojos,
sin más eco que el volumen de tu silencio;
será entonces que la música muere en tu boca.
Seré la astróloga que auspiciará tu destino
libre de pretensiones velaré por tu ausencia,
con rezos heroicos derrotaré a la muerte
y llegarán los sueños que nunca nos habitaron.
Ese será mi secreto amarte aún contra viento
sin el pendiente de tu miserable entrega
serás fantasía entre el cabello del tiempo
para olvidar que tu nombre nació en mis labios.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si el frío fuera dueño de la noche
no tendría que calentar el vacío,
nos amaríamos en un puñado de pan
a la espera de sentir la tibieza
que sabe a la dicha de un viaje.
Andaríamos de la mano del tiempo,
para recorrer el malecón de la vida,
con la sonrisa sabor a deseo,
nos deshojaríamos al desnudo
en sábanas magras de canto.
Todo quedaría en la ola del viento
que sabe a lo nuestro
en la extrañeza de un beso
que no olvidan que aún somos
aunque el pasado sea un tótem.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Cada sentido tiene un lugar
en la caricia de las cosas,
el tacto es gota que tala la vida,
el sudor es el rocío del eclipse
en el encuentro de dos seres
mientras el agua es beso al paisaje.
Cada canto tiene un recuerdo
en la tonada de la muerte,
el sol es nota exclusiva
en la desnudez de un cuerpo,
mientras las manos son pincel
al lienzo en la desnudez del deseo.
Cada momento es luz que recorre
la mirada en la puerta de unos ojos,
mientras los pies son arena
a la mar de unos dedos
que navegan hacia la profundidad
de un roce que se convierte en cielo.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Eres el beso que la vida me prohíbe
la caricia que bendice la alegría
en el encuentro que postergo.
Eres el misterio indescifrable
en la pregunta inacabada
a la respuesta que me espera.
Eres la locura que me habita
en los sueños de un tablero
que visita la aventura de una tiza.
Eres el instante que se agota
en la puerta de la almohada
para ver en un sueño tu sonrisa.
Laura Gil
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Hombre de palabras precisas,
torso alado en el sueño de un hada,
sus pisadas desnudan el tiempo
cuando los labios son fuego.
Viene en cada tramo de agua
que invita a beber el ensueño
para luego frotar el candil
que habrá de entregar el misterio.
Un genio entrega la lámpara,
la sonrisa que brilla en sus ojos
y tres deseos pido en ellos,
serenidad, libertad y confianza.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
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Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
En la magia de la vida está la gracia
de la rareza efímera del encuentro
qué viene y se va entre la idea
que escapa a escondidas entre risas.
La alegría del deseo que nos llama
para un dueto entre los brazos
como un cosquilleo entre los dedos
que tejen en el aire las caricias.
Entre dos cuerpos hay solo tiempo,
un hilo delgado que los enlaza
cerca a la anatomía de la izquierda
debajo del ombligo y entre los ojos.
Laura Gil
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
llamo a tu puerta asterisco del norte
y nadie responde susurrando el silencio,
¿será que duermes sobre almohada de versos?
¿O será acaso el olvido que despierta sin duda?
El recuerdo me dice que eres punto y aparte,
en la sombra descansas tú también eres agua
bajo el puente en que se aleja el regreso.
Tic, tac... ¿no se detiene?
siguen marchando las agujas de sangre
tiempos de albores entre fértiles sábanas
que marcaron el ritmo de tu alma y la mía.
¿Será acaso el olvido que despierta sin prisa?
La historia me cuenta eres punto y seguido
el amor nunca duerme es de la tierra su fuego
el centro de vida y la razón de esta pausa.
Laura Gil
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Entre el camino y sudor fui oliendo su piel,
surgió un aroma exquisito a oscuro caramelo
impregnado en las esporas de mi lengua,
sedientas de fuego caldearon las especias
que brotaron al sabor que nacía en su boca.
De paseo por un árbol vi el danzar de sus hojas
con un salobre vaivén guitarra de su canto
deambulaba sobre higos en frutos de sequía
a gotas impregnadas sobre el coro de su cuerpo
y nadaron caricias con hambre de recuerdo.
De albores por mis pasos nació un día la alegría,
ronroneaba desnuda en fiestas de semilla
y gritaron los besos al tacto de sus ojos,
en melodías de olivo fue un comino la vida
al manzano prohibido que sin prisa me sedujo.
Laura Gil.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si vienes a preguntar
donde comenzó ésta historia,
te diré por ejemplo:
Que las horas
se pasaron al hilo de la palabra
sonriendo sin pausas,
en cada tramo del tiempo
que nos deletrea el reloj.
Que llegaron los abrazos
de regreso sin prisas
para darle una mirada al recuerdo
en que somos siéndonos
sin ser un apego.
Que sin más afán que sentirnos
sin mas música que sernos
acortando los días
para ir a lo que hoy
en un solo escrito nos llama.
Laura Gil
.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Extrañeza es verle lejano
al abrir mis pasos sobre el viento,
mirando de espaldas el paisaje
para fundir sus ojos en los míos.
Ese beso que ha dejado en mis letras
recrea el sabor de la ventura
el deseo de acogerme en sus brazos,
una cálida estancia que alimenta.
El sueño de un hada en cautiverio
que libera la adrenalina de su tiempo
más que una semilla al viento
para renacer en mi propio albedrío.
Laura Gil
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
En otro tiempo éramos palabras
en el descanso de un camino
para indagar por nuestros sueños,
éramos arpegios en los labios
para cantar en la ola de un verso.
El laberinto de la ausencia
nos llevó hasta la puerta del abismo
orábamos entre los ronquidos de la fe
para ser almíbar de la luz.
Era un tiempo en que las mañanas
sabían a chocolate con confianza,
las tardes a pan entre la miel de nuestros besos
y las noches a caramelo entre las manos.
Todo ello se quedó en la embriaguez
de una cebada fría frente al mar
para que el olvido naciera en nuestra boca
y la soledad fuera el cobijo del silencio.
Laura Gil
...
Si tan solo pudiéramos sentir que estamos hechos para amar, que lo demás carece de importancia, que no somos perfectos, eso ya sería la perfección misma.
