Hubo un ayer en ese sol que conversaba contigo
de cara a un crepúsculo lleno de palabras,
naciendo en un instante a parto de besos
como si fuera de un día el color en la piel.
Fuimos pájaros ladrando al recuerdo
para nacer en las alas que de albedrío nos hablan
del mismo modo que comienzan los meses
contando a destajo los días que inhalan exilios.
Hubo un hoy en ese otoño que parpadeó conmigo
siendo necesario volar para convertirse en oruga
y fuimos peces respirando en un coito fugaz
para revivir en las aguas que de oxígeno saben.
Laura Gil.
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