Si aún somos luz en la sombra
de aquella danza de calcetines
sobre los instantes de la almohada
entre las carcajadas de la vida.
Es porque la soledad aún,
es fiel consejo.
Si aún somos en las calles de la vida
cómplices de un dulce chocolate
degustado al paso del cansancio
sin más afán que el paso de los días.
Es porque la alegría aún,
es fiel recuerdo.
Si aún solea el paisaje de las horas
en el lenguaje que habla en los ojos
al zumo de piel que abre el secreto
y corea el ascenso a la alegría.
Es porque el fuego aún,
no es fiel ceniza.
Laura Gil.
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