Se va este instante fugaz granito del verbo,
se queda este corazón en la insomne partida,
¿Será acaso que somos de la tierra su voz?
un incesante latido que renace al contacto.
Todo a medio estar en la funda del olvido
que sabe de esta muralla que viaja sin pausa;
renacemos al sonreír en la alegría de otros labios
para fluir con más sentido al amar sin esperas.
Sin más ansias que una tregua sin rostro,
quedaron mis dedos a escribir otras palabras,
se marcharon mis pies a besar otros pasos,
llovió pero quedó mi piel con la esperanza
y resonó el brilló de mi voz aun sin su latido.
Laura Gil.
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