En el pasillo de mis sueños te busco
en la arista del recuerdo te encuentro
trasciendes cual presencia perenne
un embrujo de amor que me hechiza.
En el visor de mis cristales te reflejas
cálida adherencia intangible
que se acopia como la exigencia urgida
con el deseo inquieto de verte.
Tu sonrisa suena en mi mente
en una efigie inexistente revives
tu voz un eco mágico que sorprende
sonrisa que a mi cuerpo agita.
Llega la noche y con ella el deseo
ansías lúcidas por sentirte siquiera
en la sordidez de la luz ilusoria,
en la placidez de la almohada.
Un recuerdo en mi mente se fija,
existencia de una sombra presente,
una inexistente presencia se crea,
con ella el amor eterno se adhiere.
Estás ahí en sueños conmigo,
ensoñación que no perturba la calma,
que se fija en la ficción del anhelo
un sosiego hasta el final de la aurora.
Laura Gil
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