En la vida no hay aldabas
que fijen los propósitos,
ni sueños que duerman
sin descanso,
cada anhelo que se teje
se desteje,
en el descuido
que rompe los designios.
Los anhelos que se viven
no son ciertos
sin el dolor que sane las heridas,
cada quien
es un intento en si mismo,
y de su igual,
logra, la fibra que lo impulsa.
Desfallece
en el deseo que se duerme,
en la oscuridad
que de sombra no entiende,
en la quimera
que vaga en las manos de la nada,
y que se disuelve
en el regazo de la ausencia.
Soledad se vive
en las esquirlas del olvido,
plomo y metralla
se encadena a las penas,
no es ajena
la desdicha concebida,
en la entraña
de la inhumana existencia.
Laura Gil
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