martes, 7 de abril de 2015

ANTORCHA





En el apacible hálito de la oscuridad llegas,
con el cristalino refulgente de tus ojos
a las playas de mi silencio melodioso
y en esa penumbra te levantas en el viento
y te amo en ese abrazo del poniente. 

Besas mi cabello con tus besos ¡Ay tus besos!
que avivan el recóndito amor en mis sentidos
y te fundes dentro como un fuego eterno
donde arden mis confianzas e ilusiones
en las extensas llanuras de mi espíritu.

En las antorchas que iluminan los afectos
más allá de la enorme y prófuga quimera
fenecemos en los trigales de los sueños
que se mecen al compás de los latidos
de dos almas, un espíritu y un cuerpo.

Laura Gil



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