Circula el aire en el día confuso
y un olor a sepultura vaga en el aire,
en los andenes trémulos de la calle
duerme el desventurado en su talle
habita en el pavimento
con la miseria que desgarra su dermis
y se fusiona al hueso poroso la mugre
y el hambre que obligada
se lleva a paso lento y despiadado
la vida del habitante triste
la vida del habitante triste
ante la impávida indiferencia
del transeúnte que alegre pasa.
Laura Gil
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