Las ilusiones atraviesan horizontes
abriendo pisadaa con sus breñas
socavando la hiedra que se fija
en los rincones y vértices del alma.
No hay portones ni cerrojos imposibles
que la constancia no arrase en su estampida
con la aspersión de los empeños aguerridos
y las cascadas de los sueños y su fuerza.
No existen vestigios, ni migajas en el tiempo
desperdigadas en la arena del camino
que permitan desplegar el recorrido
y enmendar errores de la senda recorrida.
Laura Gil
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