Esta apacible sensación que vierte
el viento en la cima del recuerdo
una caricia de paz crepita
en la chimenea de mis sueños.
Noches infinitas de nostalgias
enmudecen con las notas del silencio
que traen los recuerdos que reviven
la infancia adormecida.
Tantas ilusiones ya vencidas
otras bien vivida y guardadas
calientan el recuerdo en mi memoria,
de la banca de madera en que yacía.
Su rostro inolvidable hoy ya frío
inerte en la sombra taciturna
llega transparente y cristalino
acariciando mi tez en la pureza.
Con dulzura abrigó mi niñez
esculpiendo el anhelo en compañía
mañanas tempranas del recuerdo
imborrable momento que abrigo.
Laura Gil
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