Eres el colibrí celeste que revolea
en el contorno de las mieles de mi alma
sobre el silencioso espacio de mi abismo
con tus ojos colmados de querencias.
Ven amor mío y descansa en mi tierra
y en mis oídos tus eternas melodías
que respiren en el espiral de tus cornisas
y extasíame con la miel de tu alegría.
Vuela en la distancia hidrófila que ama
y evaporemos los ecos del silencio
con la última cruzada del destino
que se apiada de las almas solitarias.
Navega en los talentos de los vientos
con el alífero de tus besos cautivantes
y vence con tus sentidos el trayecto
hacia el nido que abriga tus auroras.
En la álgida espera vive tu presencia
con el desierto que escalda los espacios
donde reposan las aguas de los sueños
con la lluvia que inunda nuestras almas.
Que no se queden los anhelos inmaturos
ni el sueño adormecido en camposanto
porque la vida es una sola y no regresan
las fantasías que encendieron los delirios.
Laura Gil
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