Llegaste en medio del desierto de mi vida
en la vertiente del sol, todo a su tiempo
cuando la serpiente reposaba tranquila
y emergió en mi corazón un alto templo
apacigüé, mis pesares y abandonos
te amé, en el instante mismo de tu aurora
regresaron los sueños en que éramos
del mar sus misterios y arrecifes
con el delfín rosado que nos hablaba
de ti de mí y de los anhelos lejanos
me trajiste tu alma cargada de albricias
a manos amplías en cántaros de oro
entendí que eras de mis venas la sangre
y de mi adentro mis células pretéritas,
entendí que el viento no trae ilusiones
y que las nubes no drenan los olvidos
jubiloso llegaste en el día justo
cuando la nieve absorbió los brillos
disolviste el frío que a mi piel quemaba
y fui siesta en los albores invisibles
te amé tranquila como niña perdida
en el bosque con el lobo que la guiaba
fuiste mi primavera, con hojas roídas
y la flor con el néctar de mis consuelos
como mariposa me posé en tus sépalos
bebí de tus estambres las mieles suaves
me llené de ti, de amor almibarado
y volé hasta que me resguardé en tu alma
fuimos dos, fuimos uno y nos tuvimos
hasta el fin de los confines y sin fines.
Laura Gil
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Muchas gracias por tu tiempo, saludos cordiales.