Se posa la sombra de aquel día
cuando el dolor me dejó en la niebla
en la pesadilla sin fin como acertijo
del vago instante en que te fuiste.
Humedeciste brisas en mi rostro
que avivó el desapego que hoy regresa
de los libros brotaron cristales
de ellos se fugaron las alondras.
En la huérfana arena me dejaste
frente al poniente pusiste tu disfraz
se deslució con la sombra de la noche
con las luces de la aurora se rompió.
Sinceridad te pedía ante tus ojos
me carcomió el dolor destilé llanto
tu ttaicion devoró mi alegría
acabé en el espacio de un abismo.
Mas un día desperté y sequé mi cielo
busqué en el viento a mis alondras
que viniendo a mí me dieron letras
recobrando la historia antes perdida.
Laura Gil
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Muchas gracias por tu tiempo, saludos cordiales.