En la seducción de la cornisa
se despilfarra la miel del beso
el jugo que vierte la fuente cristalina
de la que brotan las aguas
para la miel que mece en sus trigales
el trigo en la espiga.
Un movimiento basta
en la geometría de los círculos
para sentir que llega la corriente
desde el ángulo de los sentidos
hasta la vertiente de sus aguas.
Se desata ese caudal en el silencio inconfeso
satisfecha la sed de amarte que confieso.
Se desata ese caudal en el silencio inconfeso
satisfecha la sed de amarte que confieso.
Laura Gil
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