jueves, 7 de agosto de 2014

EL LIENZO BORDADO




Al derrumbarse el sol en aquella tarde
se expandió la luz que abrigó el horizonte
plegaron rojizos y también los ocres 
exquisito instante que encendió mi vida.

Observé alejarse el día en sus matices
arribó la noche con sus tonos grises
irse el astro áureo y arribar el níveo
también posarse deslucidas las sombras.

Se pobló mi cielo con tantos destellos
descubrí mi suerte entre alguno de ellos 
también el aire que resopló frescura
se quedó la luna para acompañarme.

Llegó la noche envuelta en sus encantos
abrí el recuerdo que tenía guardado
 viva presencia desde aquel arribo
cuando solitario llegaste a mi vida.

Se estampó la imagen desde aquella noche
que despuntó tu brillo entre mis entrañas
la esfera de nácar se posó en mis ojos
entre sus máculas me miraste airoso.

Tanta refulgencia me invadió de cerca
me cegó la luz que reflejó tu imagen
observé hacia el mar sumergí tu cuerpo
me anegué en sus aguas me bañé contigo.

Se durmió la brisa despertó la calma
fue nuestro cobijo aquel manto estrellado 
que cubrió el instante lo plasmó en el cielo
entre sus contornos quedamos grabados.

Cuando miro al cielo su paño bordado
las estrellas se abren bien nos recuerdan
estamos en ellas formando sus brillos
la luna de nácar nos mira y sonríe.

Se quedó la esfera con nuestro recuerdo
fue la noche testigo del momento
se fundió mi vida dentro de la tuya
fijas al cielo con la perla de nácar.


Laura Gil 

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