Se hilvanan memorias en el
halo del aire
del momento de
silencios y ruegos
cuando en la llegada trajiste alegría
cautivaste mi alma y mitigaste cilicios.
Con tu arribo disolviste la niebla
que obnubilaba el sosiego
en los ojos
abanicaste las promesas vertidas
abanicaste las promesas vertidas
mi alma entonó los versos guardados.
Permaneces como el
destello en el día
con misterio en la
avidez que renace
recuerdo aunque caiga el otoño
delirios que
secundan los sueños.
Unidos como sombra
en la noche
cuando termine y el tiempo renazca
en la entrega a la
quietud que termina
con la muerte que convida al olvido.
Laura Gil .
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