miércoles, 16 de julio de 2014

PROMESAS DE AMOR



Se devela el día en el crepúsculo sonoro, trinan las aves y sosiega el aire, se enciende la vida y un aleteo de mariposa acompasa el susurro del viento; la esperanza despunta en el alba, perfilándose el recuerdo de aquella tarde cuando entre los tostados ocres llegó la ilusión que faltaba en la estación presente.

No hay nada más que decir, todo ha quedado dicho en la promesa que se funde en el pensamiento, en ese instante en que se preñó la palabra, la que hoy se torna almibara en la caricia del alba.

Quiero ascender a la cumbre del collado para divisar desde la cima, la verdad que despliega la voz en el verso que brota en la simiente del momento habido, mis sentidos confluyen para recibir esa brisa que me entrega el eco del recuerdo y que penetra hasta las entrañas del alma, donde se diluye el sentimiento y entonan los acordes de las semifusas doradas del ensueño.

Hoy mi alma está apacible y evoca el momento en que la palabra se fundió y navegó entre los cables del espacio para llegar a la dimensión de la presencia que fecunda la semilla de este amor.

El viento de la libertad ciñe mi rostro, acaricia el velo de su brisa y me entrega en un murmullo un "te amo", que viene a mí, sediento de respuesta  en las alas del sentimiento que vuelan livianas hacía ti, discurren las brisas de aquel imposible que emprende el ascenso al horizonte para entregar el rescate del amor en abundancia.

Aquí vamos juntos en esta quimera que divaga en la fantasía,  hoy la mañana nos perfuma el respiro y llega el halo florido que entrega los aromas de las blancas margaritas que acarician el alma con el frescor del viento y el calor del astro que despunta imponente en el horizonte.

¿Quiénes somos para recibir tanta refulgencia, tanto gozo que penetra hasta las entrañas del alma y nos deja gozar de este momento mágico de alumbramiento matutino? 


¿Merecemos acaso contemplar tanta exquisitez a cambio de la imperfección humana que nos arrastra al declive del sentimiento vedado?

Es tarde ya para nuestros espíritus mortales, para dejar de amar, hemos soltado la fiera del amor que emerge desde la médula del alma, y nos arrastra al insondable abismo, donde la secreción adictiva del ensueño nos pide alimentar este sentimiento prohibido.

¡Oh sol mañanero, tu hormento aliena el éxtasis que hoy sucumbe a mi razón,  no habré de buscar las razones para entender lo inefable!

En este instante de regocijo se vislumbra solo la luz del ensueño, la luz de la exquisitez que entrega el alba, que entrega el amor con todo su esplendor.

¡Oh tibia mañana! eres la rúbrica que unge mi alma y me entrega la libertad que ciñe mi espíritu y lo delega al embeleso de la juventud que habita en este día incipiente que acompaña mis mañanas sin sol y mis noches sin lunas en la libertad de vivir esta vida que no es mía y que agoniza bajo el yugo de la soledad.

Pero tu luz resplandece y arranca de un tajo las máculas de la noche y extiende un abanico de matices amarillos que vuelan entre las alas de mis deseos y danzan entre los hilos de la fantástica ensoñación, el día ha de ser eterno para que cuando llegue el crepúsculo de este amor, sus dorados recuerdos alimenten la noche y resplandezcan como estrellas en el cielo y entonces, solo entonces será el recuerdo la guarida de este amor que vivió en la luz de este día.

Laura Gil


2 comentarios:

  1. Solo puedo decir que no puedo decir nada, me ha dejado sin palabras tan hermosa narración.

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    1. Me alegra mucho que te haya gustado... Recibe un saludo y un abrazo mi amigo Ángel...

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Muchas gracias por tu tiempo, saludos cordiales.