En los meandros de mi alma triste
resplandece la luna azucarada
llora la soledad en los rocíos de mi edén
florecen las penas en un cielo abandonado.
Germina el invierno en el espejo del paisaje
que desperdiga nostalgias en mi sangre
bajo el remanso de la sombra
suspira el aire que llama mis querencias.
Me envuelve el remolino de su espíritu
con el resplandor de su mágico sabor
con el resplandor de su mágico sabor
corea en el ocaso los solfeos del silencio
mientras me besa la estrella de la suerte.
Laura Gil