Hay
días en que la luna canta
noches en que el sol se acuesta,
momentos en que la risa es nuestra
otros en que sin vivir se nace
para sentir que la vida no es nada.
Pero
un día de esos tantos otros
llega un neón del cosmos gráfico
y de él desciende un ángelus
que nos mira con amor sagrado
con
ojos de complacencia.
Canta la hora del Ave María
entonada
con magia y nos deleita
y reboza con ese amor de azur
las alboradas insospechadas
de un renacer que viene del cielo.
Llega tan único e indescifrable
como esas brisas que serenan
y refrescan los calores del verano
que
sofocan el aire de los vientos
y siembran ilusiones.
Como un amado soberano
engrandece mis humanas nimiedades
y
las depura con el vino del espíritu
que
desea verterse en mi cáliz
y beber la improvisada creación.
Nace en mí un deseo incontenible
por
sentir sus rayos de nieve
esos rocíos de cristales fractales
y ansío y amo porque es
brisa de verano y fuego en invierno.
Laura Gil
Deseo y pasión controlados por un miedo a lo desconocido, por el temor a un amor imprevisible, por el recelo a cometer nuevos errores, pero que mantienen viva una ilusión.
ResponderEliminarUn beso de Ángel.