Tu junco se entrelazó en mis pétalos
antojos que suaves me rozaron
colmados de amor y de apetencia
te entregaron el sendero del delirio.
Anduviste entre corolas y hojas
contemplaste el carmesí de mi sendero
con almibares salobres te extasiaste
vino de mi fuente en copa a tus labios.
Polen níveo, lirio mío, amor querido
te sumergiste en mis torrentes
entre los cantos que te entregaron
la savia del manantial del cielo.
Sumergido en fantasías y remansos
te fundiste en mis venas y mi tiempo
posaste tus pupilas en las mías
y ascendiste al confín ansiado.
Entre los anhelos y rocíos míos
acabó el turbión en el silencio
entregados en el instante hallado
vivo encuentro en la florecencia del confín.
Laura Gil