Aún siendo víctima del vacío, las cenizas develan mis esmeros en el agujero de mis desconsuelos, hoy le exijo a las palabras que den el último aliento para expresar la lógica de mis constelaciones. Me envuelvo en
silogismos, quiero que sepas que en mis actos he sido
víctima del egoísmo, por amar sin darme cuenta que existe la luz de los ocasos.
Ahora el mundo me
aterra, el desorden entre congéneres me tiene en otra órbita.
¿Acaso no
existen hálitos de esperanza entre todo esto?
¿Existirá un juez que sentencie la insensatez de la humanidad?
Aquel que sea portador de la varita mágica que forme paisajes en cuyas expresiones se envuelva el aire para hacer piruetas vibrantes que
acaricien la sensibilidad de los anhelos y bajo su cuello dejar frases que juegan a
las escondidas entre los cabellos.
Si me pidieras sinceridad quisiera ser libre para navegar
sobre los ríos que conducen las aguas generosas que emergen del espíritu y que han traído todos mis esfuerzos. Aceptaré y venceré mi orgullo, este que arranca la esencia y nos llena de silencio y abona la desesperanza y nos envuelve en el tedio que alimenta la decepción por el caos reinante y nos conduce por las sendas del hastío.
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