viernes, 17 de octubre de 2014

LIEBRE EN EL ALMA




En mi cielo despunta el ocaso gris
en mi alma la liebre y la perdiz
despierta en mí la niebla en la sombra
en el horizonte un sueño que no alumbra.

Se empasta la sal sobre la herida
y un cántaro de hiel se vierte en la piel
crece el bejuco amargo que se fija
en las venas del alma y en las fibras.

Llega un extraño grito que se ahoga
que boga en la dureza del silencio
que azota con la mordaza en la boca
y me refugio callada en mi aposento.

Duermo en mis adentros, con mis ojos
plisados, miro mi alma sollozando
la consuelo, le digo no más tristezas
es tarde ya la punzada está adentro.

Es la ponzoña del mal que no descansa
que trae en abundancia las dolencias
que en la orbe rebosa y nos desvela
aun así se paga con querencias.


Laura Gil






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