martes, 14 de octubre de 2014

LA BLANCA MAÑANA



Llegó cual galán en el tardío día,
sesteando en las hojas volátiles
ocres y perfectas llenas de alegría,
con un beso en mis dúctiles mejillas.

Fue primavera en la copa del alba,
todo surgió en el horizonte profuso,
que asombró el sueño más allá
del ramaje en los cantos de la tarde.

Alumbró el alfa de la blanca mañana
fue entonces que apareció en mi vida,
como un guardián en el sonoro silencio,
en un armonioso torrente de besos.

Como un turbión de astiles de oro, 
destelló en el dintel del alma 
y con su brisa entregó su coro
ávida de él embriagó hasta el cosmos.

Recibí su claridad celeste, sublime azul
de mil sonrojos y cálidos matices.
Hoy celebro el arribo de ese ángel
que, descendió del cielo hoy hace años.

Pocos o muchos, no sé cuantos más,
quizás menos. Como hoy, nació un día
con sus alas níveas, lleno de alegría 
 se instaló y lo guardé en lo inmenso.

Lo siento cercano a veces tan lejano
con su alma amante, con su brillantez
 esposo, amigo y confidente arcano
será eterno en su muda candidez.

Laura Gil


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