jueves, 3 de abril de 2014

REVERDECE EL ALMA






En la aridez que me acoge 
atada al bejuco del recuerdo
exenta de la savia del amor 
brota el veneno en su ramaje 
 muere la ilusión ¡Oh dolor!

Mis hojas que marchitas 
debilitaron los frutos,
 el silencio fue el olvido
brotan los rocíos de mis penas, 
caen las raíces de mi estirpe.

Te ocultaste en la sombra
vertiendo riegos y gozos 
en las sendas de otros dueños
te cubrieron de espinas
olvidaste el camino a mi campiña. 

Mis retoños se marchitaron
 quedaron granos sueltos 
el humus fue rocío
con la lluvia de mi alma
que despuntó nuevos sueños
en el brillo de la aurora.


Laura Gil






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