Aquí
me encuentro a solas conmigo,
esquivando
la nostalgia que me abriga
una aflicción
que me hiela y me oprime
que
me deja sucumbida en el silencio.
¡Oh!
dicha sosegada nostalgia apacible
abrígame,
ven y cúbreme con tu manto,
inspira
en mí su presencia latente
recóndita en los abismos de mi alma.
No
eres un recuerdo eres mi ahora
a
quien anhela mi cuerpo y mi alma
callada
estoy espero en mis abismos
las
señales del recuerdo llegan.
Con
ellas un plectro sublime
en
él estás presente aquí y ahora
llegan
las palabras nunca dichas
los
besos y las caricias pendientes.
En
mí posas la viva presencia
que deambula en mi mente
vives en mí, estás conmigo
en
este día afligido noche triste.
Un
regocijo excelso me cubre
cuánto
quisiera restituir el tiempo
para
volver a tenerte en mi abrazo
decirte lo que no te confesé aquel día.
Decir te amo ¡es tarde ya!
tu
presencia divaga en el eterno espacio
difuso entre el laberinto
en
la orbe de la espiración espectante.
La
muerte te resguarda en su sueño,
te
rescato en la memoria que te revive
estás vivo en mí, en el recuerdo
regresas cuando la muerte se duerme.
Laura Gil