cada segundo de mi respiro más te amo
en la desnudez que provoca mi tristeza.
Eres la libertad que contiene mi sagrario
en el rosario que congela el sentimiento
para elevarte a la permanencia exquisita.
Vengo con mi alma cansada
a dejarte un suspiro al viento
no permitiré que el dolor me acabe
ni que tus pasos olviden
el trasegar de mis caminos,
seguirás habitando en el recuerdo
allí donde el refugio es abismo
y el silencio canto de albricias.
Los días han muerto en el calendario
las horas han agonizado en segundos
y los minutos en reten de estación
estamos exhaustos de vernos
en la frialdad de la distancia
en las mañanas grises sin cobijo
entre los silencios del mundo
en la daga de palabras con veneno.
Si de pronto vuelves
y de puntillas me hablas al oído
en sueños te acurrucas a la almohada
tal vez ya no me encuentres
me habré marchado lejos esquiva de todo
donde tu olvido no me alcance
las penas se pierdan en silencio
con el dolor que me resguarda.
Sabrás entonces que la vida termina
y el amor se acaba en la salmuera
del fermento del descuido,
no supiste amarme de verás
ni entregarme la verdad
que afloraba de tus labios
recibí a cambio tropiezos certeros
que al final dejaron
la confianza entre ceros.
Laura Gil