Concluye un año más en la cuenta de la vida
con él se acopia parte de nuestro camino
llegan buenas pretensiones por doquier
y con ellas un cúmulo de bienaventuranzas.
Quedan las nostalgias por los sinsabores
las alegrías por los triunfos logrados
se guardan las personas que se sumaron
y que con nosotros caminan adyacentes.
Se atesoran los momentos vividos
de quienes partieron hacia otra dimensión
por quienes lloramos su ausencia
y nos alegra el recuerdo de la vida a su lado.
Todo ello queda en la indeleble matriz
una historia de vida ya recorrida
cuántos anhelos para el próximo comienzo
cuántos propósitos llenos de esperanza.
A todo ello debemos procurarnos justos
con la vida, la naturaleza, los seres queridos
y entre ellos nuestros amigos del alma
para vivir con las bondades que brindan.
Con las auroras que abren nuestros ojos
que irradian de la sábila el gozo
que nos colma de sabiduría y esperanza
para entregar acertadas decisiones.
Debemos darnos sin olvidarnos de nosotros
sin perder nuestra esencia y libertad
atesorar nuestros atributos
rodearnos de amigos sanos y afines.
Reservar tiempo para departir en familia
con aquellos seres que estarán siempre
en las buenas y en las malas situaciones
porque son y serán parte de nosotros.
Respetar el pensamiento ajeno
llenarnos de tolerancia y mansedumbre
que tanta falta le hacen a este mundo
que se arrasa en la guerra y la barbarie.
Aprovechar el tiempo que llega y se va
como el agua entre las manos
embelesar nuestros sentidos con las riquezas
del universo, porque ellas nos sustentan.
El amor nos hará felices y amados
respetando seremos tolerados
un año más para cumplir propósitos
y uno menos que la vida nos factura.
Laura Gil