sábado, 22 de febrero de 2014

LAS ESPINAS DE MIS ROSAS




Se asoma ya el atardecer a mi alma,
y entre sus albores una generosa llama
que resplandece entre mis pupilas brunas
con el destello que despunta el alba.

Estoy aquí con el silencio que habla
en la placidez voy tejiendo hiladas
y entre los manojos que mi alma borda
está la nostalgia que crea y decora.

Con la oleína de tostados ocres
me seduce el verbo y  me llama el verso 
en la orbe de mis dejados comienzos
entre brasas va ardiendo mi vida.

Se van dorando mis carnes y frutos
mis rosales grana y mis rosas rojas
en este atardecer que aun vela fuego
mientras reposa el vino y la miel destila.

Los néctares en mi cáliz se aquietan
con el afán de un amor que nace
que esperando esta, mi desvarío en asomo
voy navegando en la nube que vaga.

Mis anhelos dieron ciruelas y uvas
se fermentó la bebida de mis parras
se destilaron sabrosos sabores
que germinó la semilla de mis sueños.

En los afanes de este amor sediento
me extasíe con el aura de los vientos
me bebí el tormento del recuerdo muerto
y me mecí en la brisa de un seco llanto.

Reposé en las espinas de mis rosas
con tinta de sangre borré su memoria
para despertar en el silencio que calla
que taciturno me envolvió en sus sombras.

Descanso de la amargo del momento
germina la vid para un nuevo fermento
en la profunda vida que muero y vivo
en el olvido vivo del recuerdo muerto.

Laura Gil


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