sábado, 8 de febrero de 2014

EL VIENTO DE LOS CAMPOS





Si pudiéramos volver a andar los campos
de la juventud aquella época lejana,
esos prados que escucharon nuestras risas
y unieron nuestros besos y caricias,
tan distantes de ciudades con bullicios.

Fueron tantos los caminos que anduvimos
recorrimos tantas sendas de la mano,
cuando el sol acariciaba nuestros sueños
sobre las rocas que yacíamos desnudos
a la dádiva del mundo y sus destellos.

Exploramos con deleite sus paisajes,
en las aguas del amor nos sumergimos
una entrega sin miedo y sin testigos,
ante el viento juramos siempre amarnos
el agua de aquel río selló el juramento.

Ensalzados entre el aire de las siembras
perfumados por la brisa de sus manos 
impregnados del aromas de esas viñas
soñamos entre ramas y terruños
que en la vida estaríamos siempre unidos.

Cuánto añoro desplegar esos paisajes
y envolvernos otra vez en su espesura,
que la brisa y sus aromas nos regresen
aquel verdor de los años ya pasados
y cobrarnos las promesas olvidadas.

Laura Gil 






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