me cubrió la sombra en sus abrojos
con un jardín de ecos envolventes
que destilaron la nostalgia.
Llegaron adormecidos los recuerdos
y el olvido que tenía bien guardado
volvieron los temores y las penas,
fui vacío en el crepúsculo del alma.
No hubo amor en esa historia,
florecieron los cactus con espinas
fui ahogo con cansacio en la colina
una noche sin estrellas en su cuna.
La oscuridad apareció sonriente
con luz en el menguante de su cuarto
con su encanto blanco y perfecto
y se diluyó la nostalgia de mi vida.
Volvió mi voz y los versos florecieron
fui un oasis de luz en mi desierto,
se alumbraron las quimeras
y la ilusión destelló en la alborada.
Hubo en mí, un mágico alunizaje
un destello inmaculado y sensitivo
con la esperanza de cara a la sombra
y encantos en sus maculas de nácar.
Hallé el amor en cada madrugada
en cada rocío un beso en las rosas
fui néctar de aroma en las palabras,
y un vergel de paz en mi sonrisa.
Laura Gil.
Esa fina nostalgia esperanzadora tan tuyas Laura, todo tan prolijo, todo tan cuidado. Es para mi brisa saber que hay aquí letras tuyas. Las iré saboreando sorbo a sorbo. Saludos Laura...
ResponderEliminarMuchas gracias Antón, me alegra mucho que te pasees por los laberintos de mi ser y te sumerjas en los recodos de mi nostalgia azucaradas, saludo y abrazo rompe distancias.
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