Mi alma se reinventa en soledad
en la ausencia de un respiro al oído
este silencio que palpita despacio
en una isla con la piel a mar abierto.
Cuánto diera por olvidar aquella tarde
en que la verdad fue limón sobre los ojos
cuando gotas de hiel me cubrieron
y la desesperanza despuntara en mi sol.
La desolación entre rosales fue el rocío
entre las montañas con su rayo tenue
cuando la ilusión fue presa de la traición
y palpitante se envolvió en su crisol.
Laura Gil
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