La simiente de la guerra
germina y no termina
si el hombre despiadado
a su hermano extermina
lo cercena y destierra
de la tierra que quisiera
en una lucha sin causa
que mal enreda razones
entre las miles de balas
que con tantas vidas acaba.
Cuánta angustia se enrostra
con el río de sangre que corre
cuántas muertes se suman
y cuántos metros se restan
en esta guerra absurda
que a la tierra enrojece
con la miseria humana
que en el alma se engrana
por la codicia de pocos
contra la vida del mundo.
Es un acto sin nombre
toda enfrenta inhumana
donde se pierde hasta el alma
entre el cañón de las balas
¡Detente hermano, detente!
que la vida cobra y reclama
cada gota de sangre
que sin sentido derramas
por invadir a tu hermano
por desterrarlo y matarlo.
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