La estación del cielo
se fundió en el sueño
se edificó en la soledad
de las entrañas
en el calor esencial
de las quimeras
todo fue en el ir y venir
de lo imposible
en el primer suspiro
de una ilusión
de dos seres sedientos
que estamparon
con letras de oro
en la historia de la vida,
para leer día a día
con sublime decoro
los versos entonados
con los violines alados.
Laura Gil
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